miércoles, 22 de mayo de 2013

DÍA 302: Perpetuo Conde

http://visitandomadrid.wordpress.com/2010/05/27/conde-duque-a%C2%A0caballo/1638conde-duque-de-olivares/

- ... es una verdadera tragedia, ¡un drama natal en toda regla...! - se lamentó amargamente Perpetuo Conde durante demasiados años de su atormentada vida sin sobrenombre posible.

Perpetuo Conde era un hombre pequeño... enjuto... poca cosa, vamos. Él mismo, sin saberlo, había creado esa fachada de humilde desolación, tan solo porque deseaba con todas sus ansias pasar desapercibido por una vida que estimaba demasiado inestable y jocosa.

En la niñez, usando su apellido como entretenimiento infantil, sus compañeros de clase lo animaban a crear alegres soniquetes, pero Perpetuo Conde siempre había asumido aquel inocente pasatiempo como una crueldad desgarradora e irrespetuosa de cara a sus consanguíneos antecesores. Pasaba por ello las tardes masticando en sus entrañas el por qué le había tocado aquel ecléctico apellido... buscando una respuesta a una pregunta que tan solo existía en su malestar creciente e incontrolable, en ningún sitio más.

Ya de adulto la flaqueza de Perpetuo Conde dejó de ser preocupación para sus padres, asumieron que era así por naturaleza y que mientras estuviera sano... todo iría bien. Pero él, cada día, se iba sintiendo más y más indispuesto... las vitaminas y la comida sana ayudaban a mantener su figura física bajo los cánones médicos de la salubridad, pero su alma... ¡ay, su alma!... eso era otra cosa muy diferente.

Cada amanecer Perpetuo Conde comenzaba una rutina de inquisición personal que le llevaba a inferir cómo iba a ser tratado durante toda la jornada en cuestión. 

Y así pasó sus días, sintiéndose, de manera alterna e imprevisible...

Condenado
Condecorado
Condensado
Condecoro
Condescendiente
Condemasiadaspreocupaciones
...

Vivió la vida como una veleidosa montaña rusa emocional, sin permitirse, un solo día, vivir con animada libertad. Jamás se autorizó a sí mismo a respirar alejado de ataduras y etiquetas autoimpuestas a través de un apellido paterno que, en contra de lo que él mismo consideraba, era un apellido común y sin ningún tipo de significado tiranizante.

En lo que Perpetuo Conde no reparó hasta llegada su edad adulta... muy adulta... era en su nombre, en esa palabra que antecedía a su personal atadura, ni tampoco en la enorme posibilidad de adaptación positiva de su ecléctico apellido...

... fue, a los pocos días antes de su adiós definitivo, que Perpetuo Conde cayó en la cuenta de que durante toda su existencia había sido él mismo el que se había etiquetado la vida, siempre bajo la sombra del abrumador árbol generacional con forma de apellido. No había más, él mismo había decidido vivir así porque cierto día, ya no recordaba cuándo, alguien quiso alegrarle la mañana con una distracción ligüística haciendo uso sencillo y previsible de su apellido de alto abolengo. Él no había tomado bien aquel calambur de juego de niños y eso le había subyugado la vida hasta límites insospechados. Obsesiones del hombre frustrado, probablemente.

Una sonrisa de complicidad fue lo último que iluminó su cara... consciente de que dejaba en este mundo una buena herencia propia de cualquier aristócrata que se preciara... dejaba el legado de un fuerte y seguro muchacho, su hijo Perpetuo Conde Terminación... un bonito juego nominal que sabía, a ciencia cierta, rompería por siempre aquel embrujo de vida rumiada que él había tenido innecesariamente.

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4 comentarios:

M.G dijo...

Debe ser desolador que al final del camino te des cuenta de que en realidad no has crecido por haberte creído aquel comentario o consejo de quien creias capacitado para dártelo y no haberte escuchado atí mismo que es lo realmente importante.

Un abrazo.

Docecuarentaycinco dijo...

La verdad M.G. es que yo espero no vivir esa desolación final, por eso vivo con intensidad (en ocasiones incluso con demasiada) cada segundo de la vida. Solo tenemos una, no merece la pena andar perdiendo el tiempo en nimiedades, ¿no crees? ;).

UN besazo enorme.

M.G dijo...

Sí, Lo creo.

Un abrazo.

Docecuarentaycinco dijo...

;D.

Otro abrazo para ti tambien.